Siempre, en todos los procesos pedagógicos,
quien llega a dar un taller o coordina algo no es más
que unx provocadorx. En realidad, la generación de conocimiento sucede al hablar con lxs pares,
(que en este caso son quienes también han decidido enfrascarse en una clase, diplomado, seminario, laboratoria, etc.).

Es ahí, con lxs otrxs que atraviesan por algo parecido, donde se encuentra el fueguito que nos mueve.
Digo «para mí, para nosotros»,
porque este descubrimiento es individual y colectivo:
es irreductiblemente propio y, a la vez, concierne a otros.
Se da en una relación paradójica
entre la felicidad del encuentro
y la radical soledad,
entre la aparición
de preocupaciones compartidas
y la necesidad de asumir sus
consecuencias desde la propia vida.
Yo no sé decir dónde empieza mi voz
y acaba la de otros.
No quiero saberlo.
Es mi forma de agradecer la presencia,
en mí, de lo que no es mío.

Marina Garcés, Un mundo común.